martes, 16 de abril de 2019

La culebra de escalera (Rhinechis scalaris)

La culebra de escalera es grande y robusta, pudiendo alcanzar más de metro y medio de longitud, no existiendo diferencias en tamaño entre el macho y la hembra. No es venenosa y tiene la pupila redonda, con cabeza ancha y hocico puntiagudo. Se le denomina “de escalera” porque los subadultos y juveniles presentan una “escalera” con “travesaños” negros uniendo las líneas dorsolaterales y pequeñas manchas negras en los costados. A medida que van creciendo, la escalera va desapareciendo, quedando tan sólo las dos líneas dorsolaterales. Son ovíparas (esconden los huevos bajo tierra), ponen una cantidad de huevos muy variable, que oscila entre 5 y 24. Éstos eclosionan pasadas entre 5 y 12 semanas de su puesta. Nada más nacer, las pequeñas culebras de escalera ya son independientes y se alimentan de pequeños insectos y lagartijas. Parece ser que es, junto con la culebra bastarda, la serpiente más común en ambientes mediterráneos secos y soleados, sobre todo en ecotonos (zonas de contacto) entre matorral, cultivos, praderas y sotos fluviales. Tiene actividad diurna, cazando en el suelo pequeños mamíferos, pájaros y pollos, aunque es una excelente trepadora y realiza capturas en los árboles. Los jóvenes se alimentan de insectos. Injusta e incomprensiblemente tratadas, ya que son excelentes “raticidas biológicos”, estos seres deben ser respetados. Por eso, si alguna vez vais dando un paseo y os encontráis con una serpiente, sea de la especie que sea, por favor, respetadla. Destaca entre sus características, su gran habilidad para trepar y que es un animal con hábitos diurnos, aunque se muestra activa a primeras horas de la noche en busca de alimento. ​ Sus depredadores naturales principales son las rapaces diurnas. Como otras posibles amenazas a su supervivencia destaca la falta o disminución de roedores en el campo. El comportamiento de las culebras de escalera cuando se ven acorraladas es bastante peculiar, ya que se enroscan, levantan la cabeza y lanzan silbidos amenazadores para ahuyentar al posible depredador y librarse de tener que atacar. Esta es una conducta ante todo preventiva.

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