Gracias Don Luis Capmartin por aportar esta Información.
DON ANTONIO MANERO SANZ.- Nacido en Épila el 23-II-1908.Hijo de: Don Fermín (Federico) Manero Pérez y de su legítima esposa Doña Ramona Sanz o María del Pilar Sanz 1902. Abuelos Paternos: Don Urbano Manero y de doña Isabel Pérez Abuelos Maternos: Don Ramón Pérez y doña Ignacia Roy.
Antonio Manero Sanz, cargando a hombros una saca de harina de 100 Kilos, cuando trabajaba en la Fábrica de Harinas de la Parra en Épila fundada en 1845.
¡¡JOSÉ SORIA DE LA ALMUNIA, ACEPTA EL RETO DE ANTONIO MANERO DE ÉPILA!!
José Soria “El Gordillón” de La Almunia y vecino de Calatorao. Según sus contemporáneos, “ha sido el hombre con más sangre y fortaleza que se recuerda”. Alto, fuerte, ancho de espaldas y grandes manos, la expresión de sus ojos y gesto inspiraban confianza, su musculatura era fina y alargada de atleta, en sus mejores años, medía 1,81 m y pesaba en torno a los 88 kilos. Cuentan que en una ocasión arrastró un carro desde La Almunia a Calatorao. Fue campeón durante 20 años, de 1923 a 1943. Consiguió a boleo una distancia de 56,63 metros con la bola de 5 libras.
En 1936 ya hacía doce años que lanzo el reto a los tiradores de Aragón. “Quinientas pesetas para el que tire más que yo”.Antonio Manero Sanz, de Épila algo más joven (tenía 28 años), y de menos talla y envergadura. Pero fuerte y macizo como un roble, sus bíceps redondos que parecían de un luchador. Acepta el reto, pero si es con mil pesetas. De Manero, dicen que ha sido el tirador más elegante y de estilo más depurado que se recuerda.
Desgraciadamente, pronto iba a morir. La desgraciada guerra civil provocada por e levantamiento militar en Julio de 1936, hizo que lo llamasen para incorporarse al frente, lo enviaron a Teruel y nunca se ha sabido nada más de él. “El Gordillón” aceptó el reto y los equipos de apoyo que cada uno tenía, dos árbitros o ayudantes y el marcador, comenzaron a concretar camino, día, marcadores, jueces, desembarre, depósito de la apuesta,etc....
Fueron las mil pesetas, cantidad muy elevada para la época y el camino neutral, de ninguno de los pueblos de los tiradores, sería el de Alfamén a Lucena de Jalón, dieciséis kilómetros, se tirarán seis horas diarias y se parará una hora para comer, el primer día el sábado 1 de febrero de 1936.
Muy pronto se supo en todos los pueblos de alrededor, la tirada será apasionante, se van organizando para seguirla paso a paso, se preparan comida y bebida para varios días, unos van en carro, otros a pie y otros en sus caballerías.
Unos pasarán las noches en el camino,otros volverán a pernoctar a casa y volverán a primera hora, el acontecimiento merece la pena, un desafío como este, hacía años que no se presenciaba. Puntualmente fueron llegando de Almonacid, La Almunia, Calatorao, Cariñena, Longares y Épila. Cientos y cientos de apasionados por la bola. Se había previsto que tardarían dos días en hacer el recorrido, la aglomeración del primer día y la gran cantidad de espectadores que se agolpaban a lo largo del camino, hizo que la tirada fuese más lenta de lo previsto y se anunció que podrían ser cuatro días los que costase llegar a Lucena.
Cuando se van juntando, algunos que se conocen de otras tiradas, hablan y comentan las posibilidades de uno u otro, de grandes marcas difíciles de superar, de tiradores famosos, algunos de estos estaban presentes en el desembarre. Todos esperan.
Por fin, el sábado día 1 de febrero, se da comienzo al reto y cuando se para a comer, a las doce del mediodía, se comprobó que la tirada sería igualada, habían tirado dieciséis veces y recorrieron unos tres kilómetros, José Soria el campeón, le había sacado una ventaja de ochenta y tres pasos.
El domingo la afluencia de público fue todavía mayor, fueron llegando de pueblos lejanos que no querían perderse el desafío. En este día Manero, el retador de Épila, había logrado neutralizar la ventaja que el día anterior había obtenido Soria. Las exclamaciones del público eran constantes, el asombro por el aguante de los marcadores era extraordinario.
Al terminar la jornada las apuestas fueron creciendo, la pasión era mayor.
El lunes se repite el espectáculo. Soria debió desfallecer un poco, en las seis horas, hizo cincuenta y nueve lanzamientos y Manero sesenta y uno. La jornada fue favorable a Manero, que alcanzó una ventaja de diecisiete metros y dos tiros. La lucha enconada y lenta, muy lenta.
El martes, los tiradores decidieron suspender la marcha, la aglomeración de gente era tal, que estaban temerosos de pudiera haber algún accidente. El miércoles, Soria apretó de lleno y no sólo rebasó la ventaja que le llevaba Manero, sino que ya parecía el posible vencedor. Le sacó tres tiros y ochenta y tres metros. El desafío se suspendió cuando se encontraban a unos dos kilómetros de Lucena.
Así lo continuarán y terminarían en la mañana del día siguiente.
“ La jornada final, fue apoteósica, se congregaron cerca de siete mil vecinos de diversos pueblos y la Guardia Civil tuvo que montar un servicio especial de orden para que el desafío pudiera terminar, ya que a lo largo de los dos kilómetros que faltaban a los corredores por cubrir se apiñaba la gente, expectante y emocionada.”
La prueba terminó poco más de las once de la mañana, quedando vencedor el viejo campeón, con una ventaja de tres tiros y veinte metros.
José Soria, el campeón, cubrió el recorrido de los dieciséis kilómetros en ciento noventa y siete tiros y Antonio Manero Sanz, en doscientos
La distancia se había cubierto en cinco días, cuando lo normal es un recorrido en seis horas se podrían hacer unos cuatro kilómetros, es decir cuatro días. La gran afluencia de público y el mal camino que a veces dejaba la bola muerta, hizo que se retrasase.
Terminado el desafío uno de los ayudantes de Manero, retó a Soria apostándole la cantidad de tres mil pesetas. Soria de momento no aceptó y nunca podría hacerlo. En La Almunia, la victoria se celebró como un día de fiesta.
Nuestro Amigo Manuel Ballarín Aured nos hace el siguiente comentario:
Poco después de aquel enfrentamiento, Soria y Manero fueron movilizados por los sublevados. El primero, militante de Izquierda Republicana, tras pasar toda la guerra en el frente, cumplió condena durante tres años y siete meses en la cárcel de Torrero; el segundo, el epilense Manero, desapareció en alguno de los combates del frente de Teruel.
Revista AS 10 de Febrero 1936
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La Nación (diario de la noche) Madrid, jueves 6 de febrero de l936.
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