Nos comenta Nuestro Amigo Manuel Ballarín Aured Casi con toda seguridad, se puede afirmar que el despoblado de Suñén se ubicó en los restos del montículo que aparece junto a la carretera de la Ribera y las ruinas de la casa del Quiñón de Perico Jiménez. Aún se aprecian restos de un muro de sillarejo. En los años ochenta encontramos restos de cerámica romana que podían estar asociados al potente muro perimetral, de forma casi circular, que rodea el paraje.Todavía se aprecian pequeños sillares, quizás pertenecientes a alguno de su paramentos. O quizás a un edificio anterior, romano, dado que, hace años, encontramos restos de cerámica romana ("terra sigillatta"). Lo más interesante de ese paraje es el muro de grandes piedras que casi rodea el enclave. Como hipótesis: pudo pertenecer a alguna "mansio", asociada a una posible vía romana, o a la muralla de Suñén, que fue un pequeño núcleo autónomo que después quedó despoblado.Tanto el despoblado de Mareca como el de Suñén dieron origen a sendos apellidos. El primero sigue siendo bastante frecuente en la vecina Tabuenca.
Nos comenta también Nuestro Amigo José Luis Hernández: Según Agustín Ubieto Arteta, la primera referencia al pueblo es de 1178-1214, recogida en la obra de Pascual Galindo Reconstitución del Cartoral de Pilar (El "Libro de los Botones"), en Revista Zurita, II (Zaragoza, 1934), y documenta las variantes Sunen, Sunnen, Sungena y Sunyen. Ubieto Arteta, Agustín: Toponimia aragonesa medieval, Valencia, 1972, página 104.- Lope Ximénez de Urrea y Centelles. Enterrado en su panteón de la Iglesia de Santa María la Mayor de Epila, I Conde de Aranda, concedido como recompensa a sus méritos por Fernando I de Aragón en 1488 , Vizconde de Biota y Rueda .Sr. de Almonacir, Epila, Trasmoz, la Mata de Castelviejo, Salillas de Jalón y Casanueva, y los lugares de Lumpiaque y Suñen en 1482, asegurándose el dominio casi absoluto de las riberas del río Jalón en su parte baja y de los valles de Aranda y de Isuela; y de los castillos de Epila y Jarque.
Del num. XIV de la revista ADOR del C.E. Almunienes
Bravo Quero, F. Javier: “Ermitas y Santuarios de Épila. El Santuario de Rodanas” (Épila). Descripción de las ermitas de Suñén, Mareca, Santa María Magdalena y San Nicolás. Se centra principalmente en el Santuario de Rodanas donde da cuenta de su construcción, objetos artísticos y milagros a través de los documentos extraídos de las Visitas pastorales y otros documentos.
Hay un estudio de Mario Lafuente sobre un tal Andreu de Suñén, hombre de confianza del Vizconde de Rueda, asesinado en 1377.
Según nos cuenta nuestro vecino Agustín G. Lázaro: Recuerdo aquel dicho de "La Virgen de Suñen, que tiene siete sayas y todas se le ven"... o algo así...No si si era todas... o ninguna, ja, ja ..
Virgen de Suñen antes de salir en la Procesión de Semana Santa 2024.
O--------------------O
-Según nos cuenta nuestro Amigo y Colaborador Manuel Ballarin Aured: Con los avances que se han registrado en los últimos años en el conocimiento de cómo construían los romanos, no parece que se sostenga la hipótesis del arqueólogo Pérez Casas, que hace unas décadas sugirió que el enclave pudo ser una "mansio" romana, pues el muro perimetral que conforma una estructura circular parece posterior; medieval, quizás. Lo que no no quita que anteriormente hubiera una ocupación romana en ese mismo lugar, dado el hallazgo de fragmentos de cerámica romana. En todo caso, el paraje, si fuera objeto de una metódica excavación arqueológica, seguro que ofrecía una potente y gratificante estratigrafía.
-Según nos cuenta nuestro Vecino Agustín G. Lázaro: Gracias Manolico por ilustrarnos... Apenas recuerdo en aquellos parajes la figura de los haces de caña que el cañicero disponía junto a una cabaña... y la casa de Juato J. a pie de carretera, a medio camino entre Epila y "".
Igual que García Márquez tiene Macondo y Antonio Muñoz Molina tiene Magina, una servidora, en mi imaginario personal tengo Suñén, un territorio confuso y difuso al que me lleva la memoria de la infancia de vez en cuando, a coger cerezas y nueces, en un nogal que tenía mi abuelo, Ángel Lázaro, "el Velilla", y al que vuelvo de la mano de la nostalgia...
- Según le responde Manuel Ballarin Aured: En mi opinión, Suñén se situaba, precisamente, en la casa de campo de Justo. Lo del cañicero era en El Cabezuelo, algo más próximo al pueblo.
La fotografía fue tomada el 20 de Julio 2024 donde se pueden observar las ruinas de Suñen y restos cerámicos de origen de época romana ("terra sigillatta").
O--------------------O
Xama, Zalema. ?, s. m. s. xv – c. 1523. Maestro de obras. Destacado miembro de la morería zaragozana, Su presencia continuada en la Seo de Zaragoza no le impidió asumir otros compromisos a lo largo de estos años. En el mes marzo de 1501 ya había concluido ciertos trabajos en las casas de Antonia Guillén, pues cobró las demasías por ellos y contrató la ejecución de unas obras en la “torre de Sunyen”, en Épila (Zaragoza), cabeza del señorío del conde de Aranda, un aristócrata para el que volvería a trabajar dos años más tarde en la iglesia parroquial de la misma localidad.
Obras de ~: Reforma de las casas de Isabel de Añón, Zaragoza, 1493; Reforma de las casas de Antonia Guillén, Zaragoza, c. 1501; Intervención en la Torre de Suñén, Épila (Zaragoza), c. 1501; Intervención en la iglesia parroquial, Épila (Zaragoza), 1503; Reforma del castillo, Calatorao (Zaragoza), 1504; Intervención en el Monasterio de Jerusalén, Zaragoza, 1504 (desapar.); Reforma de las casas de Bartolomé de Anchías, Zaragoza, 1519.
Restos de murallas en forma circular y abajo vista aérea de la zona, tomada de internet.
Existen referencias de escritores, entre otros como Lafuente Gómez, Mario que escribió “Una muerte violenta (Andreu de Suñén, Épila, 1377)”, De la escritura a la Historia (Aragón, siglos XIII-XV), coord. J.A. Sesma Muñoz y C. Laliena Corbera, Grupo CEMA-Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 2014, pp. 243-262.
-T. Aragonesa Medieval Aparicion: [1178/1214, 54] [54] Pascual GALINDO, "Reconstitución del Cartoral del Pilar (El "Libro de los Botones') [siglos XII-XIV]," en "Revista Zurita", II, (Zaragoza 1934), pp. 153-183. (1972)