miércoles, 8 de julio de 2020

14 de Junio del año 1389, Portazgo sobre el Jalón en Épila

El 14 de Junio del año 1389,Juan I (Rey de Aragón) establece un pontazgo en el puente sobre el Jalón en Épila que han de pagar al vizconde de Rueda. (Los Pontazgos son Derechos que se pagan por cruzar ciertos Puentes....)
Confirmación a favor de su camarlengo Lope Ximénez de Urrea, por el Rey Martín I de un privilegio otorgado por el Rey Juan I, en Monzón a 14 de junio de 1389, ordenando que todos los que pasen por el puente sobre el Jalón en Epila, paguen a su camarlengo Raimundo de Perellós, vizconde de Rueda, un denario los que pasen a pie y dos, los de caballo. Original, pergamino, signo del Rey Martín. Plica con cintas del sello real pendiente. 305 x 500 mm.
Carta de los Jurados de Zaragoza para que los de la villa de Épila no hagan pagar portazgos a los ganaderos de Zaragoza en el año 1440
Nos cuenta Nuestro amigo Manuel Ballarin Aured: En 1869, Vicente Sariñena Marzo, arrendatario del puente de Épila, alegó que, desde la Gloriosa Revolución (de septiembre de 1868), los transeúntes no querían pagar el tanto establecido, alegando que en todas localidades estaban libres del pontazgo, por haber abolido la revolución dichos derechos, y como el municipio de Ricla había dejado libre su puente, los carros y arrieros que transitaban por la carretera de Valencia elegían para pasar a Pamplona aquel punto, con perjuicio para el puente de Épila. Sariñena, como es obvio, solicitó la rebaja de la cantidad del arriendo.
   Por un carro, un sueldo; por una persona y su caballería, un dinero; por una calesa, un real de vellón; por un coche, media peseta. Eso, en 1841. En 1776, los ganaderos forasteros apoquinaban un cordero por rebaño.
   Que mantener el puente también nos costaba pasta, oye. En 1799, por ejemplo, se emplearon 10.316 reales en la obra del puente, bajo la dirección del célebre arquitecto Agustín Sanz, el de la iglesia parroquial, la puerta del Carmen, la iglesia de San Fernando de Zaragoza...Y en el año anterior se habían invertido casi 16.000 reales.
Ahí ejerció un antepasado de Joaquín Sobreviela. No sé ahora, pero hasta no hace muchos años se podían apreciar los someros restos de la pequeña edificación destinada al puentero.
 Nos cuenta Nuestro Amigo Joaquín Sobreviela Alonso: El que no quería pagar, ya sabía lo que tenia que hacer, ir por otro sitio o cruzar por el vado "agua a los pies......". Tengo entendido y si no me corregirá el maestro, que pagar pagaban los forasteros, no así los de la Villa de Épila.
 Me encanta el documento, no creo que en esas fechas ya estuviese mi familia al cargo de cobrar el peaje, yo tengo constancia, de mi tatarabuelo; por oírselo a mi abuelo y a mi padre, aunque vete tu a saber desde cuando, mi familia somos "los puenteros".
De ahí el apodo de mi familia, los "punteros", un bisabuelo de mi padre, o sea tatarabuelo mio, estaba encargado de cobrar peaje, a ganados y caballerías, no se si a personas, y no se si solo a forasteros o a " todo quisqui". Siempre nos lo han contado a nosotros, mi abuelo y mi padre, del origen de nuestro "mote"
Nuestro Amigo Joaquín Sobreviela Alonso: Ese fue anterior a mi pariente, que dio el mote a mi familia, ya lo conté en otra ocasión, el bisabuelo de mi padre, ósea mi tatarabuelo, tenía adjudicada la "contrata" del puente viejo sobre el río Jalón, de propiedad municipal, el objetivo era cobrar a foráneos por el paso de personas, caballerías, carros y rebaños de ganado, él y algún operario suyo ,(pues como digo era una adjudicación por contrata anual renovable), cobraban diferentes tarifas a los que querían cruzar el Jalón, para ello había una pequeña garita y me supongo una barrera, si no querían pagar debían de cruzar el río por el vado de Mareca, desviándose varios kilómetros del camino real. Debió el hombre estar bastantes años en esa labor y de ahí viene nuestro mote familiar.
Manuel Ballarín Aured: Gregorio Remiro fue quien antecedió a Sariñena, Por un carro, un sueldo; por una persona y su caballería, un dinero; por una calesa, un real de vellón; por un coche, media peseta. Eso, en 1841. En 1776, los ganaderos forasteros pagaban un cordero por rebaño para Que mantener el puente también nos costaba económicamente En 1799, por ejemplo, se emplearon 10.316 reales en la obra del puente, bajo la dirección del célebre arquitecto Agustín Sanz, el de la iglesia parroquial, la puerta del Carmen, la iglesia de San Fernando de Zaragoza...Y en el año anterior se habían invertido casi 16.000 reales.

Nuestro Amigo Agustín G Lázaro nos cuenta: Lo que suponía, un pontazgo... creo recordar que tb había pontazgos en alguno de los puentes de la acequia, tal vez en el arrabal...
Nuestro Amigo Manuel Ballarin Aured: No sé cita al desaparecido puente del conde, en la partida de Mareca. Todavía es perceptible uno de sus machones, un poco más arriba del actual puente.

Nos cuenta nuestro amigo Fernando Huerta Pelegrin; El puente del río Jalón en 1872 pertenecía al ayuntamiento de Épila y hacia pagar trimestralmente a todas las personas que no tenían derecho a paso.
Los precios diferían si era coche, calesa, caballería, etc. Debía pagarse antes del día 5 del primer mes y cada año se revisaba el contrato de alquiler con lo que se podían aumentar las tarifas.
Supongo que los coches, serían los tirados por caballos. Según el archivo Municipal: los coches pagaban 200 milésimas, 100 milésimas pagaban las calesas, 6 milésimas las caballerías, etc, . Según lo leo te lo transcribo.

Mira si Épila tenía Puentes...! El Puente de la Pontarriella, el Puente de la Villa, Puente Mayor del Jalón, Puente del Jalón, Puente de Piedra, Puente del Portillo, Puente de los Canales y Puente del Azanet (citado en 1491)
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Boletín Oficial de la Provincia de Zaragoza: Número 140 - 1860 septiembre 2
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Según el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar de 1830 hace referencia que lo que se pagaba en esa fecha para pasar por el puente de Épila eran 04 mrs de portazgo por cada Caballería.
Segun nos cuenta nuestro amigo y colaborador Manuel Ballarin Aured; En 1875, el alcalde de Épila ordenó al conde de la Viñaza que arrancara los árboles que este había plantado en un cascajear próximo al puente, por ser terreno del común del pueblo y abrevadero de ganados. Como, al parecer, el conde desoyó la petición, el 6 de marzo se presentaron en dicho sitio unos 150 o 200 jornaleros, propietarios y vecinos del pueblo, abrieron una zanja, desviando la corriente del río, y arrancaron unos mil árboles, la mayoría plantados cuatro o cinco años antes. El objetivo era enderezar el río hacia el puente. Sin embargo, el conde interpuso un interdicto, un juez falló en contra del pueblo y dictó que abonara los daños y perjuicios, aunque el Ayuntamiento recurrió. En 1878, varios arquitectos (entre ellos, Fernando de Yarza) redactaron proyectos para que las aguas del Jalón discurrieran en partes iguales por el cauce que confronta con La Viñaza y el Soto de la Villa, pues, poco antes del puente, el río se dividía en dos, formando una gran isla. Al parecer, el asunto se solucionó con el tajamar (presupuestado en 11.194 reales) que pervive en la pila central del puente, levantado con una excelente sillería que queda afrentada por una reciente chapuza.

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