miércoles, 25 de noviembre de 2020

14 de Agosto 1855. Coronel Eusebio García Gómez.

El coronel García Gómez

Era natural de Épila, provincia de Zaragoza. Tenía 56 años. Su padre fué inspector de escuelas, muy apreciado en aquella capital, donde de continuo residía......

 En el año 1873 fué cadete de cuerpo en Zaragoza. Pero tiempo después ascendió a alférez. Se distinguió mucho en la guerra carlista, pues intervino en las más importantes acciones. Al concluir ésta pasó a Filipinas, donde estuvo 20 años en dos etapas. En la. primera de ellas asistió a un reñido combate. Fué tal su comportamiento, que se le concedió la cruz de María Cristina, que acababa de crearse, siendo el primer oficial de nuestro Ejército que ostentó esta honrosa y valiosísima condecoración.

  En la segunda etapa, a las órdenes del general Polavieja, luchó bizarramente, ganando el empleo de teniente coronel por méritos de guerra. De regreso a la Península mandó el batallón de cazadores de Chiclana, número 17 . Era a la sazón capitán general de Andalucía el actual ministro de la Guerra, y se cuenta que el valeroso García Gómez dijo al general Luque, en un arranque de sincero y entusiasta patriotismo: «Mi general, si cuando yo ascienda a coronel es usted ministro, le agradecería en el alma que se acordara de este soldado enviándole a un sitio donde hubiera que arriesgar la vida por la bandera y el honor nacional.»



  El general Luque, que quería mucho a García Gómez, ,le contestó sonriendo: «Me acordaré.» No echó en olvido el ministro de la Guerra los fervientes deseos de García Gómez, pues al ascender éste, firmó su nombramiento de coronel del regimiento de Melilla. En los combates de septiembre portóse como correspondía a militar de tan heroico abolengo. Poníase al frente de sus tropas y, arengándolas con frases de una oratoria arrebatadora, lanzábalas al combate, siendo él quien primero desafiaba el peligro. Como detalle interesante citaremos que el día 24 falleció su anciana madre, y que al tener noticias de esa desgracia, escribió a su hermano don Marcelino, que reside en Zaragoza, la siguiente carta, fechada el día 25 en Ishafen y recibida por éste el día 29: 
«Querido Marcelino : Recibí en ésta, donde llevo ya dos meses, dos telegramas diciendo que mamá había fallecido; pero como no sé si los telegramas vienen retrasados, deseo vivamente y pronto saber detalles, aunque me figuro habrás escrito ya. Yo creo que mamá habrá muerto de algún ataque de hemiplejía, pues ya tuvo una anteriormente, y aunque no se le dió importancia, yo siempre supuse que ello sería la causa de su muerte. 
  Excuso decirte la pena que tengo por no haber estado allí; pero además de la imposibilidad material por el tiempo, hay ahora la exacerbación de la guerra, que está peor que nunca, pues son elementos extraños los que nos combaten, y los moros están mejor armados y vienen de lejanas tierras. Os abraza a todos los hermanos, Eusebio.» 
   Nuestro Amigo José Luis Hernández nos comenta:España salió derrotada en 1898 en Cuba y Filipinas con miles de muertos y una deuda inmensa en 1902 ( solo igualada por la que tenemos ahora....) y no se le ocurre otra cosa los gobiernos de principios de siglo XX que meternos en el avispero de África ( Conferencia de Algeciras 1906). A esta guerra sólo iban los pobres que no podían pagar la cuota y los oficiales con afán de obtener rápidos ascensos por méritos de guerra, los llamados africanistas, que fueron uno de los apoyos fundamentales del golpe de estado de 1936.
  Nuestro Amigo Luis Capmartin también nos cuenta:Constituían la columna del general Ros dos batallones del regimiento de Melilla con su coronel don Eusebio Mariano García Gómez, dos secciones de ametralladoras, un escuadrón y una batería. La vanguardia, mandada por el comandante Dabán, ocupó a la bayoneta algunos poblados, poniendo en precipitada fuga a los harkeños que se guarecían en aquéllos. El resto de la columna tomó también varios poblados, destruyendo caseríos e incendiando almiares. Hasta las tres de la tarde no fué muy grande la resistencia que encontró la columna, pues sólo tuvo que luchar con grupos sueltos que ocupaban los aduares, tomando éstos a paso de carga y llegando así hasta la vista de la costa. Desde la una a las tres, el enemigo que arrojaban las restantes columnas de sus campamentos y posiciones era repelido hacia la playa, de donde, rechazado por el vivo y certero fuego 427 ESPAÑA EN MARRUECOS de los cañones y ametralladoras de la escuadra, era impelido hacia el único sitio por donde podía escapar, que era el que ocupaba la columna Ros . A las cuatro ocupó ésta el poblado de Izarrora, que era el objetivo que en el plan general de la operación le estaba señalado, quemando los almiares de paja que allí había. Establecida en aquella posición siguió luchando contra fuerzas muy superiores en número, pues la harka al retirarse la hizo objeto de su hostilidad, combatiendola con verdadero ensañamiento para desalojarla de la posición que dificultaba su retirada. A los numerosísimos grupos de harkeños que huyendo de las demás columnas atacaron a la del general Ros, se unieron poco después los refuerzos que llegaron al enemigo, procedentes del Monte Mauro, los cuales pasaron cerca de Tumiat, lanzándose contra la posición de la derecha del Kert, en formidable ataque, con ímpetu salvaje. El enemigo trataba a toda costa de tomarla, avanzando con ciega desesperación e ímpetu loco, sin arredrarle los huecos que la artillería, las ametralladoras y la fusilería causaban en sus filas. Con infernal gritería proseguían su impetuoso avance, pasando por encima de sus muertos y cubriendo instantáneamente las bajas que les causaban nuestros soldados. En algunos puntos, por efecto de la espesa humareda producida por el incendio de los pajares, el enemigo llegó hasta las filas de nuestros soldados, entablándose furiosa lucha al arma blanca. El regimiento de Melilla y las demás fuerzas de la columna Ros lucharon con verdadero heroísmo, resistiendo bravamente la furiosa acometida. En aquellos críticos momentos fué herido el general Ros, tomando el mando de la columna el coronel de Melilla, don Eusebio Mariano García Gómez. Este bravo jefe, no obstante hallarse también herido, con admirable sangre fría siguió arengando a la tropa hasta que los certeros disparos del enemigo le arrebataron la vida. La muerte de este jefe enardeció a nuestros soldados, infundiéndoles nuevos alientos el deseo de vengarle. La caballería, con admirable arrojo, dió varias cargas formidables, despejando de enemigos los alrededores de la posición. En una de estas cargas halló muerte gloriosa, al frente de los soldados, el bravo teniente Moñones, del regimiento de Alcántara. 428 ESPAÑA EN MARRUECOS Cuando la lucha seguía ruda y terrible, llegó con gran oportunidad en auxilio de la columna Ros la columna del general Carrasco, desconcertando con su presencia a los millares de rifeños que se batían a la desesperada. El mismo general Carrasco, al frente de una compañía, cargó a la bayoneta contra un numeroso grupo de harkeños que atacaban a la columna del general Rps, llegando a establecer contacto con ésta. El comandante Pérez Herrera, al frente del escuadrón de la columna Carrasco, cargó también con ímpetu irresistible cerca del punto donde estaba emplazada la batería de la columna, cuya situación iba siendo difícil, pues ya tiraba con granadas en cero. E l campo quedó cubierto de cadáveres morunos. Los harkeños supervivientes huyeron a la desbandada, pasando a la orilla izquierda del Kert. Este rudo combate explica que la columna Ros fuera de todas 1a. que tuviera mayores bajas. La escuadra, compuesta de los cañoneros Infanta Isabel, Marqués de la Victoria y Laya, puestos a las órdenes del comandante más antiguo, que era el del Infanta Isabel, capitán de fragata don Manuel Flores, cooperó brillantemente a la acción, durante la cual siguieron bordeando la costa, sin perder de vista a la columna Carrasco. El enemigo, empujado por las columnas, corría, loco de terror, buscando el paso del Kert para huir. Entonces fue cañoneado sin cesar. Desde los buques se vió que muchos moros, alocados por el fuego mortífero con que les acorralaban las columnas, se arrojaron al mar, hallando allí la muerte. 
  Los buques hicieron fuego de fusilería y ametralladoras a 400 metros de la playa, causando entre los rifeños gran mortandad.
  Nuestro Amigo Luis Capmartin nos comenta:Don Eusebio Mariano García Gómez nacio en Épila el 14/"8"/1855 (libro de bautismos Tomo 11 L-21 folio 202,v) Hijo de:Don José García Aguado y de su legítima esposa doña María Justa Gómez Gimeno nacida en Épila el 19/12/1829 y falleció en Zaragoza a los 93 años de su edad.

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El Telegrama del Rif - Año X Número 3066 - 1911 diciembre 30 (30/12/1911)
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La Correspondencia de España : diario universal de noticias: Año LXII Número 19680.
1911 diciembre 30
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