Cuando desde la lejanía se contempla el pueblo de Épila, presidido por la Copa del Castillo, junto a la construcción que destaca por su imponente presencia: la Iglesia Parroquial de Santa María la Mayor, junto al Palacio del Conde de Aranda, el Convento de las Concepcionistas y las cuatro chimeneas de la Azucarera que datan de principio del siglo XX, han sido siempre la enseña de nuestro patrimonio monumental, un auténtico hito que forma parte del paisaje de la memoria de todos los epilenses, sin embargo, nos olvidamos de un colectivo importantísimo que no se le ha dedicado su relevancia, los gitanos.
Villa de realengo con distintas culturas, pero, quizá nos hayamos olvidado de la etnia gitana de nuestro pueblo, que constituye la minoría cultural más antigua, numerosa y discriminada de la que forman parte desde hace más de diez siglos. Y, a pesar de todo, son los grandes desconocidos en nuestros días.
Una tradición oral de padres a hijos, que ha sabido que la vida gitana haya perdurado a la opresión del poder político, religioso e incluso al de la ciudadanía, son una tradición que, de generación en generación, se ha transmitido mentalmente, pero ni en los colegios, institutos, ni en universidades, aparezca la mínima referencia a la existencia del pueblo gitano.
Chamaco, gitano epilense de todos conocido por su buen hacer y manteniendo toda esta cultura siendo el continuador de la saga de los Vasos y Marriles, ha contribuido a las tareas de divulgación para que este libreto saliera a la luz, rememorando el pasado y colaborando en la difusión de los valores culturales de nuestra Villa. Luis Capmartín Sánchez
El Chamaco y Luis Capmartin.
El Pueblo Gitano en la Villa de Épila, su origen.
La teoría más aceptada y que se basa en estudios genéticos, lingüísticos y de documentos donde se les menciona y que se han conservado en diferentes lugares del planeta, colocan su origen en la región del
Punyab, situada entre las actuales Pakistán e India. No están del todo claras las causas, pero entre los siglos VI y XI comenzaron una emigración en masa desde esta región hacia el oeste, pasando por la antigua Persia y después llegando a Anatolia, la actual Turquía. En pocas décadas se extendieron por toda Europa, y así es como llegan por primera vez a la península ibérica.
En el año 1415 existe constancia de que el infante Alfonso de Aragón, futuro rey Alfonso V, concedió en Perpiñán un salvoconducto a alguien llamado Tomás, hijo de Bartolomé Sanno, nombrándole como indie
Majoris Etíope, discutiéndose si es este el primer caso documentado de presencia gitana en la península. La que seguro que lo es atañe ya de forma directa al Reino de Aragón, pues tan sólo una década después, y ya con este Alfonso como rey, llegó hasta la frontera pirenaica un importante grupo de gitanos liderados por Juan de Egipto Menor.
No será hasta finales del siglo XV cuando comience a verse una animadversión clara hacia este pueblo, viéndose como una amenaza su estilo de vida tradicional basado en el nomadismo e incluso también como una amenaza a la religión. Así fue cuando llegaron las dos primeras leyes contra este pueblo, las pragmáticas de Madrid y de Granada dictadas por los Reyes Católicos en el año 1499, y que establecían la expulsión del reino de aquellos gitanos que no mostraran estar asentados en un lugar, tener un oficio o servir a algún señor.
Aquellos que permanecieran en Castilla sin demostrar tales premisas se enfrentaban a penas de castigos como latigazos, corte de orejas, prisión e incluso esclavitud de por vida si eran reincidentes. Lo mismo ocurriría en el Reino de Aragón a partir del año 1510. Comenzaba así la historia de la represión contra los gitanos en los reinos hispánicos.
Durante el reinado de los Austrias se alternó entre políticas de persecución, como el prohibirles cualquier actividad salvo la de trabajar en el campo, y de intento de asimilar a los gitanos junto al resto de la sociedad, realizándose incluso censos para tenerles más controlados, como el de Carlos II en el año 1695 o sobre todo el de Felipe V de Borbón, ya en 1717.
Este censo iba acompañado del establecimiento de una serie de villas en las que podían vivir, estableciéndose para ello Calatayud, Borja, Daroca, Épila, Teruel y Barbastro en Aragón.
Pero sin duda, la acción más terrible fue la impulsada por el marqués de la Ensenada durante el reinado de Fernando VI, que en 1749 ordenó la detención de todos los gitanos, hombres, mujeres y niños, siendo víctimas unas 9.000 personas que acabaron en presidios y minas, aunque en una segunda pragmática el monarca ordenó su liberación.
Ya con Carlos III se regresó a políticas menos represivas, aunque se llegó a barajar incluso el enviarles a América. Con la pragmática del año 1783, se les dio libertad para elegir sus oficios y desapareció la limitación de las villas en las que podían residir, pero se volvió a perseguir su cultura para tratar de asimilarla.
Así siguieron las cosas hasta que a mediados del siglo XIX acabó toda persecución legal, aunque siguieron generalizados los estigmas sociales hacia este pueblo y su cultura, al que incluso tras la guerra civil se ordenó a la Guardia Civil el mantenerles especialmente vigilados en el medio rural.
-Valores gitanos.
Los valores de los que hablaremos son de carácter social y cultural siendo estos: La religiosidad, el culto a los muertos, las leyes gitanas, la familia, el respeto, autoridad y poder, la solidaridad, y hospitalidad el papel de la mujer, el pedimento, la boda, la libertad, y su lengua.
-Religiosidad.
El pueblo gitano, a lo largo de los siglos, ha logrado conservar características, hábitos y costumbres propias. No obstante, en algunos casos como en el de la religión o las creencias, se ha visto afectado por diferentes corrientes, influencias externas e incluso imposiciones que le han llevado a atravesar diversas etapas en lo que al terreno de la fe se refiere.
Ha sido católico mayoritariamente hasta prácticamente mediados del siglo pasado ya que, con la irrupción del evangelismo, se ha producido una transformación a partir de la cual se observa que actualmente existe una división de la fe entre gitanos y una gran parte se consideran cristianos.
La confesión religiosa al principio de establecerse en Épila era la Iglesia Católica Apostólica Romana y pasado un tiempo mayoritariamente es la protestante o Pentecostal, denominada “Iglesia Evangélica de Filadelfia”, conocida popularmente como el “Culto” y a sus conversos “los aleluyas” o evangélicos.
El “Culto” es uno de los rasgos que más caracterizan a la comunidad gitana es más, se puede afirmar que el “culto” dirige sus vidas.
Su pilar fundamental es la Biblia y la creencia en Cristo Salvador, muerto en la cruz por los pecados de los hombres y resucitar en su gloria el juicio de la gran tribulación y posteriormente será el regreso del Señor.
Ha sido católico mayoritariamente hasta prácticamente mediados del siglo pasado ya que, con la irrupción del evangelismo, se ha producido una transformación a partir de la cual se observa que actualmente existe una división de la fe entre gitanos y una gran parte se consideran cristianos.
La confesión religiosa al principio de establecerse en Épila era la Iglesia Católica Apostólica Romana y pasado un tiempo mayoritariamente es la protestante o Pentecostal, denominada “Iglesia Evangélica de Filadelfia”, conocida popularmente como el “Culto” y a sus conversos “los aleluyas” o evangélicos.
El “Culto” es uno de los rasgos que más caracterizan a la comunidad gitana es más, se puede afirmar que el “culto” dirige sus vidas.
Su pilar fundamental es la Biblia y la creencia en Cristo Salvador, muerto en la cruz por los pecados de los hombres y resucitar en su gloria el juicio de la gran tribulación y posteriormente será el regreso del Señor.
Sus feligreses creen en el más allá, teniendo que pasar por el juicio de la gran tribulación y posteriormente será el regreso del Señor en su gloria. Sus enseñanzas van dirigidas a la promoción de comportamientos ydesarrollan los valores de cooperación y el abandono de determinados hábitos, como el consumo de tabaco, alcohol y drogas, por lo que podemos decir que el “culto” tiene una función educativa que les sirve para favorecer el cambio social.
La religión es un mecanismo de “control social” basado en la idea de que todo aquello que hagan va a ser observado y juzgado por el grupo y por
Dios. Es, además, un poderoso incentivo para aprender a leer y entender así “la palabra”.
Todos los cargos de responsabilidad recaen sobre los hombres gitanos, reconociéndose ”los ministerios de pastor, predicador, evangelista, maestroy apóstol ”. (Fernández Morate, 2000: 60). El pastor lleva el peso de la comunidad, proclama la palabra y elige a los predicadores.
En las “reuniones de hermanas” el pastor, con su mujer presente, habla con frecuencia sobre el sometimiento y obediencia de la esposa al esposo.
La mujer del pastor juega un papel relevante, pues las mujeres del culto ven en ella un modelo de comportamiento al cual acudir en busca de consejo (Fernández Morate, 2000).
A diario, en el “culto”, después de leer la Biblia, se reflexiona, se canta, y se hace oración personal y comunitaria. El pastor expone “el mensaje, con una repetición continua de ideas, palabras y frases, con gestos abundantes y una fuerte entonación”. Los “coros nunca son mixtos, del mismo modo que existe una separación de hombres y mujeres en los bancos”. (Fernández Morate, 2000).
Todos los días se realiza la “ofrenda”, sintiéndose la comunidad responsable del sostenimiento de su iglesia; el dinero recogido se destina, principalmente, al mantenimiento del pastor y del local, así como otros gastos de la “obra”.
Los Sacramentos se reducen al Bautismo, la Eucaristía y la Penitencia.
Cuando un niño/niña nace se le “presenta al Señor” y de mayor, después de la “conversión” “pasa por las aguas” recibiendo el bautismo por inmersión. El ingreso en el “culto” de toda la familia resulta importante y necesaria ya que refuerza la preeminencia de los hombres, restableciendo la autoridad y el prestigio de los ancianos”.
-El culto a los muertos. (oralmente Diego Jiménez Jiménez -Chamaco- Épila)
Una creencia religiosa que define al pueblo gitano es el culto a los muertos. La presencia de la amplia familia en el velatorio, incluso horas antes durante la agonía. Pone de manifiesto la trascendencia del momento.
Ausentarse y no cumplir con su “obligación” de acudir a las ceremonias de dicho rito sería visto y juzgado como de “mal gitano”.
Las familias gitanas, en muchos casos a pesar de la pobreza, procuran un entierro suntuoso y unas lápidas maravillosas, como prueba de amor al querido fallecido. Para ello, y para hacer frente a los enormes gastos que conlleva el enterramiento, la familia a veces pide apoyo económico al linaje.
El riguroso luto que las familias gitanas deben de llevar muestra el gran respeto que guardan a sus difuntos. El luto de los hombres si era el padre, se caracterizaba por dejarse “crecer la barba, un pañuelo anudado al cuello, camisa negra de manga larga, pantalón negro y calzado sin ningún tipo de florituras, no debía de frecuentar los bares, antaño no se acostaba con la mujer y ni comia carne.
Al igual que el hombre, la vestimenta de la mujer gitana debe de ser de riguroso negro, llevando pañuelo largo en la cabeza, blusa de manga larga y una falda que nunca debe de ser ceñida y el largo debe de estar entre la rodilla y el tobillo, cuanto más larga sea más riguroso será el luto.
El tiempo del luto será variable según la cercanía del familiar; si es el marido, la viuda debe de llevar el luto al menos 10 años, si es madre, padre, hermano/a o hijo/a será de uno a tres años, los demás familiares serán de 6 meses.
Al igual que el hombre, la vestimenta de la mujer gitana debe de ser de riguroso negro, llevando pañuelo largo en la cabeza, blusa de manga larga y una falda que nunca debe de ser ceñida y el largo debe de estar entre la rodilla y el tobillo, cuanto más larga sea más riguroso será el luto.
El tiempo del luto será variable según la cercanía del familiar; si es el marido, la viuda debe de llevar el luto al menos 10 años, si es madre, padre, hermano/a o hijo/a será de uno a tres años, los demás familiares serán de 6 meses.
-Festividad de Todos los Santos . (oralmente Diego Jiménez Jiménez -Chamaco- Épila)
La festividad de “Todos los Santos”, en Épila concretamente por fechas cercanas al 1 de noviembre, se celebraba la “noche de Ánimas “ la ancestral costumbre celta que fue adaptada por el cristianismo para seguir manteniendo la necesidad de los seres humanos de comunicarse con las almas de sus difuntos durante estos días. Era norma fabricar las lamparillas con un trozo de mecha que se colocaba encima de un círculo de cartón, después se echaba aceite en un plato y se colocaba el cartón con la mecha sobre el aceite para la lumbre flotase encima.
También las calabazas vaciadas y con una vela en su interior que se veían por los ojos y nariz como alumbraba; aunque parezca una costumbre importada de Norteamérica, ya era en Aragón tradición desde hace siglos. La noche de “ánimas” se pasaba en el cementerios, costumbre que fue desapareciendo, sin embargo, los familiares permanecían todo el día hasta que cerraban el campo santo.
Cuidan detalladamente su nichos, engalanándolos con los mejores recuerdos, de sus aficiones tanto deportivas, y características de su familiar. Siempre han visitado a sus seres queridos, aunque tuvieran que desplazarse andando a otros lugares más lejanos y con antelación a la fecha.
Las Leyes Gitanas.
Las leyes gitanas “ son unas normas que regulan la convivencia interna, constituyen la base de la identidad colectiva y la garantía de permanencia como pueblo”.
Conforman el verdadero cuerpo legislativo, no escrito jamás, transmitido oralmente y apoyado en el comportamiento de sus adeptos. Goza del respaldo y aceptación de la población gitana, hasta el punto de que:
“Se es gitano en la medida que se acepta y cumplen la ley gitana” (Fernández Morate-2000), por tanto, ser gitano conlleva la observancia de la ley gitana y el respeto a una serie de valores y comportamientos éticos que, pueden resumirse en:
1º.- El respeto a la familia como institución suprema de la sociedad gitana.
2º.- El cuidado de los hijos y de los ancianos, los cuales gozan del respeto y la consideración máxima. Solidaridad y hospitalidad.
3º.- La hospitalidad que debe manifestarse con agrado y atención.
4º.- La solidaridad y la ayuda para con los miembros de la etnia.
5º.- El sentido de la libertad y el amor a la vida.
6º.- Tener honor, que significa cumplir la palabra dada.
7º.- Llevar a efecto las decisiones tomadas por los mayores cuando éstos las toman en cumplimiento de la Ley Gitana.
8º.-Un sentido de la justicia muy acuciante ligada a la idea de venganza.
Pero las Leyes Gitanas no son estáticas debiéndose adaptar a la realidad presente y a los cambios a los que se enfrentan los gitanos originados por la presión constante de la sociedad mayoritaria que provoca, ya sea de manera intencionada o no, que haya una pérdida de hábitos persistente y costumbres gitanas, basándose en la falta de cooperación entre la forma de vida de la sociedad en general y la de los gitanos.
Son considerados como delitos cuestiones como “el robo o el engaño” a otro gitano, el “mentar o nombrar” de forma insultante a los muertos de otra familia, ocultar que la novia no es virgen y casarse por el rito gitano, abandonar a la familia en trances difíciles, invadir los límites del territorio
de una familia “contraria”, o delatar a otro gitano ante los payos. García, 1996)
El incumplimiento de la Ley tiene unas sanciones en función de la gravedad del delito. Puede ir desde la agresión física a la expulsión del grupo familiar, el llamado destierro, ejecutado principalmente por el consejo de ancianos.
Al ser orales, los límites, que marcan la diferencia entre lo que es Ley (regla impuesta de obligado cumplimiento) y lo que es norma o costumbre (practica de uso común entre los miembros de un grupo), son a menudo difusos.
-La familia
Al ser orales, los límites que marcan la diferencia entre lo que es ley (regla impuesta de obligado cumplimiento) lo que es norma o costumbre (práctica de uso común entre los miembros de un grupo), son a menudo difusos.
La familia es para el pueblo gitano “la institución fundamental”,” para nadie, mejor que para el gitano, la familia es la unidad fundamental de convivencia”. Sustenta el rasgo vertebral de la cultura gitana y es pilar fundamental y parte integradora de la identidad y unión gitana.
Asimismo, es considerado como un mecanismo de defensa y una institución de control. Todo gitano debe de estar dispuesto a defenderla, mantenerla y amarla.
La sociedad gitana es de tipo patriarcal y es aquel que desempeña el papel de responsable del grupo de “jefe”, que determina las decisiones, se involucra en las relaciones con el resto de los grupos y participa en la solución de conflictos con otras familias. Además, es el responsable de que se aplique la Ley Gitana dentro de su plan.
Este liderazgo no depende únicamente de la edad, sino de la experiencia, sabiduría, habilidades etc… Además, la filiación es patrilineal, es decir, los lazos de unión son masculinos y los hijos son siempre miembros del linaje paterno.
Normalmente, la labor de la mujer es la de ser ama de casa, servir a su marido y a sus descendientes y transmitirles los valores, costumbres y tradiciones de su cultura. La familia extensa, linaje y clan proporcionan al gitano el sentimiento de pertenecer al grupo (San Román, 1976) .
-Respeto, autoridad y poder.
Es al hombre gitano al que se le reconoce la autoridad y el que ejerce el poder en la familia. Abuelos y padres han de ser siempre obedecidos por sus hijos e hijas y sobre todo si están solteros.La autoridad ve de los mayores sobre los menores y de los hombres sobre las mujeres.
La mujer gitana siempre está supeditada al hombre: primero al padre y los hermanos varones mientras permanece soltera y cuando contrae matrimonio lo será al marido, e incluso a los hijos. Nunca tendrá poder.
Así lo refiere el escritor gitano (Mateo Maximoff, Barcelona 17 de enero de 1917-24 de noviembre de 1999),
francés de identidad étnica gitana Romani. “ De pequeña obedece a su padre; de jovencita, obedece a su padre y sus hermanos; una vez esposa a su marido; ya vieja, obedece a sus hijos” (Nevipens nº 289, 2000:1).
Incluso, las niñas gitanas obedecen los mandatos de sus hermanos pequeños. En el matrimonio gitano los roles sociales están claramente definidos. El padre ejerce la autoridad, decide y se encarga de ganar lo necesario para el mantenimiento familiar; a la madre se la encomienda llevar la casa, administrar el dinero que le da el marido e incluso ayudarle en el trabajo y contribuir al sustento familiar, además de tener la responsabilidad de cuidar y educar a los hijos (Pabanó, 1980) . Este rol convierte a la mujer gitana en la principal transmisora del patrimonio cultural.
-Solidaridad y hospitalidad.
Las relaciones familiares “ son estrechas y están basadas en la solidaridad y la hospitalidad.
La “solidaridad” hace que los miembros de la familia se mantengan unidos; los niños/as que se quedan sin padres es deber de la familia extensa hacerse cargo de ellos no contemplándose nunca la posibilidad de ingresar a los niños huérfanos a un internado o a un centro de menores; del mismo modo, a las personas de edad avanzada nunca se les recluirá en residencias, hacerlo sería de ser “no buenos gitanos”, y argumenta que los niño/as deben de ser custodiados y educados, por la familia paterna, abuelo, tío, hermanos, primos si pertenece al mismo linaje. Siempre que sea por línea agnada.
La investigación realizada por (Fernández Morates (2000), manifiesta que la solidaridad la demuestran en múltiples y diversos ámbitos de la vida:
a). En momentos de dificultad económica, de enfermedad, de atención a un preso o a una viuda, y dentro de la posibilidad de cada uno, existe la obligación de ayudarse si pertenece al mismo linaje.
b). Cuando un gitano enferma y es hospitalizado, todos los del clan deben de visitarle y permanecer junto al enfermo, y en el supuesto de que no puedan acceder a la habitación, como signo de compañía, se quedarán muy cerca del hospital.
c). En una boda, en un entierro, además de ayuda económica que deben de proporcionar, es necesaria y requerida la presencia del clan.
d). Si surge un conflicto entre linajes, los miembros de cada linaje tienen la obligación de defender a otros miembros de su propio linaje, pese a que pueda generar en una cadena de represalias.
En cuanto a la hospitalidad, en la jerarquía de valores de la cultura gitana esta sobresale como una característica innata y propia de la Comunidad Gitana. La hospitalidad hace que el hogar siempre esté abierto a los “primos” y “vecinos payos”, ofreciéndoles con agrado lo que se tenga.
La solidaridad, la hospitalidad, la ayuda, la defensa mutua se incrementa e intensifica entre los componentes de la familia extensa, además es transmitido y vivido por los niños/as desde su nacimiento y aprendida del ejemplo de sus mayores.
La mujer: Educada para ser esposa y madre.
La gran mayoría de familias gitanas considera que lo más importante en la educación de una hija es prepararla para ser esposa, madre posición de la mujer en la comunidad gitana para ser esposa, madre y llevar la casa.
Esta predisposición condiciona el proceso educativo escolar, al tiempo que contribuye a designar la posición de la mujer en la comunidad gitana.
Según Ramirez Heredia, desde su nacimiento la niña gitana ya tiene marcado su propio destino, siendo tres los objetivos especiales que todo padre gitano requiere de sus hija: Virginidad, matrimonio y perpetuar la especie.
Desde pequeñas tienen muy asumido cuál es su rol, cuáles son sus funciones que deben de desempeñar cuando sean mayores: cuidar a sus hijos y de sus maridos.
En la mayoría de los hogares gitanos se detecta que “causa más alegría el nacimiento de un hijo puesto que se hace una fiesta matando un cordero
que el de una hija, que se celebra con embutidos, pero la niña es asumida y protegida por toda la familia.
La posición ordinal que ocupa la niña gitana tiene gran importancia debido a que si hay hermanas mayores no se tiene tantas obligaciones en el hogar, y además, la segunda o tercera tendrá más posibilidades de asistir o continuar en la escuela mientras la hermana mayor no se case.
Los varones están exentos de hacer las tareas del hogar y de cuidar de los hermanos menores ya que lo consideran “cosas de niños.
-“El “pedimento”
La meta inculcada a la gran mayoría de jóvenes adolescentes gitanas es el matrimonio y tener hijos; para ello ha de ocurrir:
Que el jitano la corteje, se le insinúe y sea aceptado por ella; pasado un periodo de cuatro o cinco meses, él y siempre contando con el consentimiento de esta, acudirá a sus padres para que estos vayan a hablar
con los padres de la gitana elegida; si el pretendiente fuese vergonzoso, se lo podía comunicar a algún tío, y fuera él quien se lo anunciase a su padre.
Ya la gitana, ha informado a su madre que estaba enamorada de ese joven. para que se lo notificara a su padre y este a su vez, tuviera referencia del muchacho y su familia.
Si los padres y demás miembros de la familia no ven problemas en la elección, acuerdan visitar a los padres de la futura nuera con el deseo de “pedirla” para su hijo.
El “pedimento de la novia” lo realizan los padres del novio, y un buen número considerable de parientes, quienes juntos irán a la casa de los padres de la novia. Se pregunta a los novios si se quieren, él como gitano y con mucho respeto da su conformidad y siendo todo afirmativo, a partir de este momento empezarán a salir juntos.
Se fija el día de la boda que puede ser entre uno y dos años, Se celebra el pedimento con una gran fiesta, siendo los dos “bastoneros” (para este papel no hay nada escrito, no se elige, ni se pide ser bastonero), surge del afán de que la fiesta no pare. No obstante, los bastoneros suelen ser dos, uno para hombres y otro para mujeres en tiempos pasados, actualmente al participar más invitados, se aumenta el número.
Normalmente son personas mayores por aquello del respeto y no poder decirles que no, cuando te sacan a bailar, y se dedicará a sacar parejas (del sexo opuesto) a que bailen en el centro del corro. En el supuesto caso que no quisieran salir a bailar serían sancionados a pagar una caja de cervezas o dos botellas de Whisky.
La joven gitana no saldrá lejos de sus casa sola y los encuentros entre los novios se efectuarán en presencia de parientes para evitar posibles pecados carnales (Plantón, 2003) .
En algunos casos, siendo muy raros estos, durante el noviazgo si se dan cuenta de que no se quieren, se lo comunican a sus padres y éstos romperán el compromiso.
Si los padres de ella no estuvieren de acuerdo la primera vez por los motivos que fueren, volverían otra segunda y si fuera rechazada, ya no volverían una tercera.
Si se diese la circunstancia que el amor entre ambos perduraba, se producía “la fuga”. Este hecho causa un gran dolor en la familia finalizando con la vuelta de los novios pidiendo perdón a los padres.
Pudiera ser que la novia se marchase de la casa de su padre y se fuera a vivir a la casa de su pretendiente, dignificando siempre su honra, de tal manera que ella dormiría con alguna hermana del novio y este en otra habitación y sino la hubiere se iría a dormir a la casa de algún hermano o tío, y jamás se les dejaría solos.
Pasados unos días se le avisaba a los padres de ella, explicándole en las circunstancias que se encontraban si accedían a su boda, bien y si por el contrario no querían, la boda se consumaba, siempre que se lleve a cabo la comprobación de la virginidad de la novia.
Esto se hace para forzar un matrimonio no aprobado por los padres.
Si una hija gitana fuese pretendida por un payo, para el matrimonio, este respetará la ley gitana y por supuesto habiendo sido consensuada por los ancianos de la etnia.
-La “boda”
La boda gitana suele durar varios días. Si el matrimonio se celebra por el ritual gitano, toda “la ceremonia gira en torno a la virginidad de la novia”
La comprobación de la virginidad la ejerce una anciana gitana con experiencia reconocida que ejecuta la parte central de la ceremonia de la boda gitana y determinará la unión matrimonial válida que garantiza la virginidad de la novia, mediante la prueba del pañuelo o “dikhlo”.
Este ritual se lleva acabo ante las madres de los novios y las mujeres casadas de ambos grupos, que demostraron su virginidad, realizada por la especialista conocida como “ajuntaora” o “picaora” que deberá introducir un pañuelo blanco en el interior del órgano sexual femenino, extrayendo cinco pieles que formarán la estrella de sangre que dará constancia de la virginidad de la novia (Ramirez Heredia. 1983) .
Mostrando públicamente la prueba, la “ajuntaora” y el resto de las mujeres dan fe de la “virginidad y lo anuncian a los hombres que esperan fuera”, que al ver el pañuelo y no poner ninguna objeción, como expresión de su alegría procederán a romper sus camisas para iniciar la fiesta. (Ramirez Heredia.1983) .
No sin antes pronunciase el “patriarca” con la frase: “Si alguien tiene algo que decir sobre el pañuelo, que hable ahora, o calle para siempre”.
Porque si lo hiciera posteriormente le cortarían las orejas, y se le podría juzgar por otra causa, pero no por la del pañuelo a la gitana.
Si se ha hecho todo bien en la boda, y la “ajuntaora” dice que la chica está como la Virgen Maria, demuestra que tiene la honra, pero si la chica no vale se la lleva su padre a casa; antes había tiros, ahora no.
Otro de los momentos cumbre de la boda es cuando el padrino levanta a la novia y gira con ella, es el proceso de “bailar a la novia”. A continuación, los hombres casados se turnan y en grupos de dos también “bailan a la novia”. Cuando se está bailando a la novia, también se baila al novio bajo una lluvia de peladillas, como símbolo de fertilidad y agasajo por haber sabido guardar la honra. Se le cantan ciertas coplas llamadas “rondeñas” como estas:
Alevanta la novia parriba
Alevanta la novia parriba
Alevanta el honor de la familia
Alevanta el honor de la familia
La equivocación de la "ajuntaora", si el novio o su familia descubre el fraude, se puede sancionar a la “ajuntaora” cortándole el pelo y siendo repudiada por todos.
Estas ancianas “ajuntaoras” son las oficiales que residen normalmente en las capitales de provincia: Zaragoza, Huesca, Teruel, Navarra, Madrid etc.etc.etc y se puede acudir a cualquiera de ellas, en el supuesto caso que las más cercana, estuviere enferma o tuviere algún compromiso, se podía ir a otra.
La mayoría de las mujeres gitanas consideran los rituales ocasionados por la boda, no como una vejación sino, al contrario, como algo hermoso que da honra a la familia, como un símbolo significativo de ser mujer gitana.
La gran fiesta familiar con comida, bebidas, cante y sobre todo baile, es continua. Cuando llega la hora de la tarta nupcial, se reparte, y los hombres gitanos donan cada uno lo que cree conveniente (20, 40, 50, 100, 500 € según su disponibilidad), para que los recién casados cubran los primeros gastos. El cante y el baile se prolonga durante toda la noche llegando a la mañana siguiente o como antaño que duraba dos o tres días
En la ceremonia del matrimonio celebrado en el”culto”, entre otros aspectos destaca que el pastor, hace hincapié en la idea de sumisión de la mujer al marido, recogiéndola de manera expresa en el “documento” que se entrega a los esposos.
El matrimonio gitano que no tiene descendencia es considerado como un matrimonio débil y su ruptura será justificada.
“La comunidad gitana parece depositar en la endogamia (actitud social de rechazo a la incorporación de miembros ajenos al propio grupo o institución) la continuidad de la “pureza de la sangre”, el “ser gitano” y la esperanza de preservar la cultura”, y con cierta cultura se da la consanguineidad . La bodas mixtas se
siguen viendo mal y cuando pueden evitarse se evitan.
La joven gitana recién casada pasa a vivir con la familia del esposo, considerada un miembro más del linaje del marido, perdiendo a su familia de origen y debiéndose a la del marido. Esto producirá una vinculación en obediencia a los “tíos” (suegros) por encima del deber filial de los padres.
Después de su marido, los suegros son los quienes más autoridad tienen sobre ella. La mujer gitana recién casada llevará una vida prácticamente al servicio de su suegra hasta el nacimiento del primer hijo/a, momento en que empieza a ser valorada dentro del núcleo familiar y a gozar de la estima e igualdad de derechos del resto de las mujeres gitanas.
-La libertad
La libertad es uno de los valores esenciales que conforman la particular identidad de los gitanos. “Forjada en un contesto permanente de persecuciones e intentos de sometimiento al, poder establecido, la libertad en los gitanos es, antes que nada “ un acto de autoafirmación y de rebeldía frente a dicho poder” (García Roca, 1996: 57) . Tanto es así. que si existe un motivo de orgullo entre los gitanos, ese es el de vivir entre payos sin haber tenido que someterse jamás a ellos.
Este sentimiento se observa en la concepción que tiene sobre el trabajo:
Trabajar para vivir y no vivir para trabajar; y en la clase de oficios o trabajos que desarrollan: trabajos independientes donde no existe una jerarquización ni un establecimiento de horarios u otras limitaciones.
El concepto de propiedad privada no existe dentro del clan. Todos los bienes materiales, e incluso las mismas personas, se enfocan hacia el bien común, y son compartidos según las necesidades. El encargado de evaluar las posesiones es el más anciano del clan.
La libertad es, por tanto, para los gitanos, sinónimo de no sometimiento, de posibilidad de ir de un lado a otro, de no acatar normas ni leyes ajenas a las propias.
-La lengua.
Para mantener la existencia viva de un pueblo su lengua o su idioma es vital. Es más, la historia de una lengua es también la historia del pueblo que la habla. Además, se constituye un elemento cultural significativo, como es el caso de la Comunidad Gitana.
El romanó o romanés ( o en femenino, la lengua romani) es la lengua que hablan”los gitanos.
La ley gitana, en la mayoría de los casos, se basa en un principio de culpa objetiva; tiene poca trascendencia el aspecto subjetivo que concierne a la intención de la persona que comete el delito. Lo que se valora es el mal causado y el efecto producido.
En las ofensas pequeñas (menores) se tiene en cuenta la reputación del culpable, la reincidencia en la misma ofensa y las circunstancias en las cuales se ha cometido.
El fraude o el adulterio.
Son delitos, cuando se cometen contra otro gitano, pero la cuestión es más discutible si el perjudicado es un payo. Las faltas que contempla la ley gitana las puedo agrupar de la siguiente forma:
a) Faltas cuyas consecuencias afectan por una parte al infractor y a la persona ofendida y al linaje de ésta, por otra.
b) Faltas cuyas implicaciones sólo afectan al propio infractor (no a su linaje) y a la persona ofendida y su linaje.
c) Faltas que conciernen exclusivamente a aquellos individuos implicados, sin repercutir directamente en los miembros de su linaje o familia.
En las ofensas pequeñas (menores) se tiene en cuenta la reputación del culpable, la reincidencia en la misma ofensa y las circunstancias en las cuales se ha cometido.
El homicidio, el derramamiento de sangre y el juramento sobre los muertos son delitos que los puede cometer una sola persona, pero que tiene implicaciones negativas en el linaje de esa persona.
Cuando se jura (insulta) contra los muertos, los gitanos tienen obligación de vengarse contra quien haya jurado. Esta venganza suele traer consigo agresión, si no homicidio, entre el linaje ofensor y el ofendido.
Si el desenlace del altercado no ha tenido consecuencias graves, solamente está envuelto en el problema el ofensor, pero no su linaje, aunque sus hijos quedan sujetos a las sanciones prescritas.
Adulterio.- Puede ser sancionado con la muerte del adúltero. La responsabilidad de la mujer llega casi a equiparase a la del hombre no es tan duramente sancionada. Hoy el nombre adúltero no es expulsado del
lugar donde vive. Tanto el hombre como la mujer adúltera sufren el ostracismo de su propio linaje.
Los gitanos prohíben las relaciones sexuales entre un gitano casado y una gitana, sea casada o soltera. Sería, también el caso de la relación sexual entre una mujer gitana casada y cualquier otro hombre distinto a su marido
El abandono de los hijos, cuando éstos son pequeños, es considerado como un crimen por parte de los padres.
Los delitos de estupro, incesto, adulterio y abandono de los hijos, además de tener una sanción cada uno de ellos, todos tienen una correspondencia con las obligaciones y derechos del matrimonio, puesto que la pareja gitana al contraer matrimonio adquiere un compromiso con sus parientes por razones de afinidad, afectándoles cualquier tipo de delito cometido por uno de los miembros de la pareja.
Existen otros delitos individuales que pueden contribuir a crear una mala reputación a la familia del individuo que los comete, independientemente de que esté casado o soltero.
Destacamos fundamentalmente dos tipos de faltas:
a) Las de carácter económico.
b) Y el delito de traición.
Las de carácter económico (robo, hurto, fraude, explotación de los gitanos a través de cualquier tipo de manipulación y dejar deudas impagadas) son consideradas como delito cuando se llevan a cabo a expensas de otro gitano, no es así si es a expensas de cualquier payo.
El delito de traición se da cuando alguien informa a la policía. Este tipo de gitano es despreciado por los suyos y al mismo tiempo se le teme profundamente. Es considerado como un gran crimen contra el pueblo.
Sólo de forma excepcional, las consecuencias y responsabilidades de la traición incumben a la familia del traidor .
En los momentos actuales en que vivimos, estos modelos de conductas y de sanciones son mucho menos estrictos que en tiempos pasados, incluso puedo decir que muchos de los gitanos jóvenes ya no conocen estas leyes o normas con sus derechos y deberes correspondientes.
En la ley gitana el proceso judicial es serio y contundente, aplicando una sanción concreta a cada falta grave, como se puede contemplar en el cuadro adjunto.
-Delitos. Sanciones.
Homicidio, muerte del homicida, si no se le encuentra, la venganza puede recaer sobre cualquier miembro de su familia.
Derramamiento de sangre... Requiere venganza.
El linaje que hace el daño tiene que abandonar la población donde vive.
El linaje herido tiene derecho a permanecer en la población y saquear las casas del linaje agresor. Para evitar la parcialidad en estas circunstancias de solicita el consejo y la sabiduría de los mayores de otra rama gitana, que pueda actuar con imparcialidad.
Lucha o pelea No tiene forma concreta de sanción, si no ha habido derramamiento de sangre.
El linaje perjudicado determinará la sanción. Si los dos linajes están perjudicados, el que comenzó la pelea es considerado culpable.
Para evitar problemas, el linaje agresor suele abandonar la población. Si la pelea ha sido entre un linaje y otro, éste último opta por abandonar la población.
Las casas abandonadas pueden ser saqueadas por el linaje que permanece.
-Jurar en los muertos.
Se interpreta como una provocación a los miembros de todo un linaje, estén vivos o muertos. Se venga el insulto, de lo contrario sus muertos en a otra vida . Se puede dar el asesinato. Si el insulto va contra toda la población gitana de un lugar, los gitanos que allí viven están obligados a la venganza contra quien ha insultado a su familia. ( Ibídem, pp. 200-201. 53).
Abandono de los hijos cuando son pequeños Sancionado con la muerte en otros tiempos. Quienes abandonan a sus hijos no pueden permanecer donde viven y no pueden ir a otros barrios de gitanos donde conocen su historia.
Delitos en materia económica (robo, hurto, fraude, no pagar deudas a otros gitanos) La persona ofendida puede golpear al ofensor, o sancionarle con ostracismo en toda su gama de posibilidades.
Si el ofensor es un anciano, pierde el titulo de y es sancionado por la opinión pública. La comunidad gitana de una población concreta actúa como una sola unidad para sancionar comportamientos de delitos en los tres casos siguientes:
a) Cuando jura en los muertos de toda la comunidad del lugar.
b) Cuando hay; gitano a la policía y perjudica a varios gitanos.
c) Y la comunidad puede expulsar a un provocador, si se constata que es un peligro permanente para la población.
-Creencias Religiosas.
Dentro del mundo de los gitanos, es inconcebible que pueda existir el robo; si se produce en alguna ocasión, se considera una falta grave, sobre todo si el que la comete es una persona mayor, pues llega a perder la buena reputación y pierde el título de tio
Por el contrario, si un gitano roba a un payo, se valora entre los suyos como un signo de perspicacia e inteligencia.
Son considerados como delitos “el robo o el engaño a otro gitano, el “mentar” de forma insultante a los muertos de otra familia, ocultar que la novia no es virgen y casarse por el rito gitano, abandonar a la familia en trances difíciles, invadir los límites del territorio de una familia “contraria”, o delatar a otro gitano ante los payos (García, 1996: 53).
El incumplimiento de la ley tiene unas sanciones en función de la gravedad del delito. Pueden ir desde la agresión física a la expulsión del grupo familiar, el llamado destierro, ejecutado principalmente por el consejo de ancianos.
El homicidio, el derramamiento de sangre y el juramento sobre los muertos son delitos que los puede cometer una sola persona, pero que tiene implicaciones negativas en el linaje de esa persona.
Cuando se jura (insulta) contra los muertos, los gitanos tienen obligación de vengarse contra quien haya jurado.
Esta venganza suele traer consigo agresión, si no homicidio, entre el linaje ofensor y el ofendido.
Si el desenlace del altercado no ha tenido consecuencias graves, solamente está envuelto en el problema el ofensor, pero no su linaje, aunque sus hijos quedan sujetos a las sanciones prescritas.
-La Casa del Gitano
La casa del gitano fue el carro, con su toldo, sus ruedas, su perro galgo, atado con una sogeta, sobre la base del mismo, tirado por un abrío o caballo según como fuera su estatus, para ellos un verdadero orgullo usado como emblema, y que cada uno tenía su verdadera importancia para la subsistencia del gitano.
El perro era fundamental para el gitano, pero tenía que ser “Galgo”, puesto que cuando se trasladaban de un lugar a otro, lo soltaban por el monte y casi siempre cogía alguna liebre, que era guisada, con la particularidad que el primero/a que probaba el rancho era el canino, y seguidamente la familia.
El gitano siempre llevaba dos navajas, una grande y la otra pequeña, últimamente suelen utilizar, la pequeña para mondar algún fruto, cortar alguna rama de arbusto pequeño, puesto que la grande está prohibido.
-Profesiones Típicas de los Gitanos del Pasado
Detallar minuciosamente todas las profesiones ejercidas por los gitanos en el pasado resultaría monótono y al mismo tiempo rutinario y poco aclaratorio. Sin embargo, enumerar y describir las profesiones de mayor influencia, por su antigüedad y su trascendencia, ayudará a comprender mejor la conducta de vida y su situación sociolaboral.
El gitano nunca tuvo vocación de labrador. Sin embargo, por razones político-sociales tuvo que trabajar en el campo como siervo, sin remuneración alguna, a cambio de la comida, dependiendo siempre de los
señores.
Los oficios tradicionales del gitano en Épila, ha sido la cestería, que con mimbre se hacían roscaderos para la paja, la recolección de maíz, y para vendimiar; espuertas terreras con dos asas que servían para extender el fiemo en el campo, canastos, caracoleras. Estos canastos se hacían de distinta manera dependiendo el uso que se iban a utilizar. Con mimbre se hacían los anteriormente nombrados, se hacían de material fuerte. El material fino, sarga pelada y emblanquecida, se empleaba para canastillos, planchadores, cestas canastillas para el pan y para los hilos y agujas de coser. La cestería no solo abarcaba la elaboración de los canastos sino también la recogida y preparación del material
Estos materiales, el/la mimbre se podaba y se recogía en enero y la serga que se criaba silvestre en las laderas de los ríos y durante los meses de verano. Pero se cogía casi todo el año
Esta última la recogían los hombres y los chicos. El trabajo de elaboración de las cestas lo hacían las mujeres y las personas mayores de la familia; sin embargo, siempre eran ellas las que iban a ofrecerlas por las casas del pueblo o entregarlas por encargo que habitualmente era vendido por una perra gorda o media perrica (en la década de los años 40, la posguerra), siendo lo más normal trocado, por ropa, patatas, tocino, morcilla o bolos de cerdo, algo para comer.
-Los Tratantes de Ganado en Épila.
(Diego Giménez Giménez “Chamaco “ y bautizado en Épila, eL 18/12/1955 oralmente)
Se trata de una actividad económica que aproximadamente perdura en el tiempo desde el s. XVIII, Aunque es a mediados del s. XX cuando esta labor comienza a ser cada vez menos rentable.
Se trata de un oficio popularizado y llevado hasta su máximo esplendor a través de las distintas familias gitanas y que tiene la particularidad de formar parte de ese grupo de actividades profesionales con un marcado carácter étnico, que tal y como señala el profesor Ignacio Mena, en lo que se refiere a la economía étnica: “constituye el conjunto de empleos que las minorías crean para sí mismas frente a la economía y mercado de trabajo general.
De nada serviría pues formalizar un trato, si posteriormente el animal vendido no contaba con las habilidades descritas en el momento de la venta, por tanto, los gitanos tratantes de bestias destacaban por la honestidad de los tratos, cuestión que les hacía ganar un estatus de respeto y reconocimiento, lo cual repercutía precisamente en la fama óptima entre los compradores, que volvían a repetir en futuras compras.
También los tratantes de ganado debían prestar especial atención a los robos perpetrados por manos ajenas. Por este motivo, una de las cuestiones que vuelven a coincidir con la economía de carácter étnico que señala el profesor Ignacio Mena es, en este caso, el papel fundamental de la familia.
Los antepasados de los gitanos de la villa de Épila consideraban como oficio de alta aristocracia gitana el trato demostrando un gran empaque y soltura en la compra y venta de ganado equino, principalmente en las ferias de animales. Por lo general, el tipo de ganado que se compraba y vendía era para el trabajo, burros, mulas, yeguas, machos, caballos y en general animales que sirvieran para las labores agrícolas y para los ganaderos.
Además, el caballo, servía para guía cuando se transportaba cinco o seis acémilas en fila, que iban amarradas a la cola de este, para desplazarse a las ferias de los pueblos para su venta.
También usado para el tiro de su carro o un “charre “que para ellos era un verdadero orgullo y que cada uno tenía su verdadera importancia para la subsistencia del gitano y aquellos que poseían uno o más caballos, era sinónimo de ser un tratante fuerte con un estatus en el pueblo, muy considerado.
Los tratantes de ganado o de bestias, como popularmente se refiere a esta actividad centenaria, debían acudir a las distintas ferias de las localidades, para, de esta forma, establecer un acuerdo de compra y venta frente a los compradores. En este sentido, una de las cuestiones a tener en cuenta para asegurarse el éxito de la venta es el uso de la dialéctica y la fiabilidad de la palabra, por ello es común decir que los gitanos que se dedicaban al trato de ganado animal contaban con una serenidad destacable.
Todo el gitano que se dedicaba al “trato” llevaba una tarjeta de acreditación previo pago, que justificaba su profesión para poder asistir a las ferias. Iniciado el trato, se ajustaba el precio, se estrechaba la mano
(eso iba a misa); el gitano muy hábil, procuraba que el payo le preguntara: que si le saliera cojo o tenía alguna enfermedad, que ocurriría. A lo que le respondía: Llévelo al veterinario ahora, (ya sabía el gitano que si lo llevaba le iba a suponer más gasto), y así, si le reclamaba el payo que no estaba el animal en condiciones, le replicaba: Ya se lo dije yo que lo llevara al veterinario. (Diego Giménez Giménez “Chamaco “ y bautizado en Épila, eL 18/12/1955 oralmente) .
Nos comenta (Diego Giménez Giménez “Chamaco “ oralmente) que cuando era niño su tio se lo llevó a la feria de Ricla a vender una burra ciega, que tenían y algo famélica, para que aprendiera. Se les acercó un payo para comprarla (no si antes avisarle al niño que prestara atención) y una vez tasado el precio y
no muy convencido el comprador, el tío le insinuó “esta burra tiene mala vista”, refiriéndose a las echuras. Se cerro el trato, sin embargo, al día siguiente apareció en la feria el payo comprador y le dijo que le había engañado y lo llevó a juicio. Se celebró y el juez dictó sentencia dándole la razón al gitano, puesto que no le había engañado ya que le avisó que la burra “tenía mala vista”.
Si se realizaba en el pueblo, antes de concertar el “trato” el gitano solicitaba un conejo o una gallina o pienso, ese día ya se tenía la comida asegurada. Si se cerraba por un valor de 10.000 pesetas, por ejemplo, el comprador le firmaba una especie de “pagaré” (con su firma en un papel) al gitano por un importe de 2.000 pesetas, que lo depositaba en cualquier tienda en la villa (Tiendas, como la de Genaro Garcia, José Cortés, panadería de los Bosqued) y compraba lo que necesitaba por dicho importe, el resto si habían llegado a un acuerdo sería abonado cuando recogiera la cosecha de trigo, vino, remolacha o de aceite el labrador. Era un previo acuerdo con las tiendas de comestibles del pueblo.
Antes de realizar un trato el jitano, se cuidará muy mucho en no beber agua, solamente después de el, podrá comer y beber cuanto quiera. Es una supertisción. También llevará una patente que acrediteque puede ejerver el trato.
Es destacable la continuidad y estabilidad de los apellidos gitanos que se mantiene durante generaciones y siglos como una de las evidencias que aportan los registros analizados. Como decimos, esto no es óbice para reconocer que en la comunidad gitana funcionan también otros nombres familiares, los motes o alias que caracterizan parentelas enteras y se transmiten durante varias generaciones con una cierta (pero no absoluta) dominancia patrilineal. Generalmente, se trata de nombres adquiridos socialmente por un antepasado epónimo por el que se conocía a sus descendientes directos durante dos, tres o más generaciones. En origen suelen describir alguna característica del pariente fundador o una analogía
Los motes como nombres defamilia o raza mantienen una compleja relación con los apellidos oficiales que, como tantas cosas en este campo, apenas se han estudiado con un mínimo rigor o profundidad. Baste decir aquí que seguramente en el siglo XVIII los gitanos y gitanas también se conocían entre sí por otros nombres familiares que ellos mismos habían desarrollado a partir de su experiencia social compartida. Estos epónimos serían tan importantes o más en sus intercambios y su organización social interna que los apellidos que hemos contado. Curiosamente, la variación o baile de apellidos en las personas y familias gitanas se acrecienta con el control burocrático del Estado que supone la implantación del Registro Civil. En sus anotaciones observamos que abundan procesos menos comunes en los registros parroquiales. Por ejemplo, las rupturas de la transmisión patrilineal que se producen cuando el registrador inscribe al recién nacido con los apellidos de la madre al no existir matrimonio válido de los padres en ese momento. En muchos casos, eso se cambia con el paso de los años al celebrarse el matrimonio eclesiástico, pero ocurre que varios hermanos tienen distintos apellidos durante años y décadas, a veces definitivamente, por la dificultad de cambiar apellidos sin intervención judicial. En general, tanto la emisión y exigencia de cédulas y documentos de identidad como la profesionalización y extensión de los registros fue llevando a un control más exhaustivo y burocrático ejercido por el estado moderno frente a los párrocos de antaño. Y esto provocó más alteraciones y variaciones de los apellidos. En nuestra reconstrucción genealógica hemos observado más variaciones personales y familiares de los nombres a partir de la década de 1870 de la que encontramos antes. Como en tantas otras cosas, presuponer un modelo único y linear de avance, progreso o cambio en la vida de los gitanos puede llevar a serios errores, sobre todo en esos siglos tan desconocidos que son, precisamente, los más modernos. Se ha indagado mucho menos sobre la vida de los gitanos en los siglos
XIX y XX (hasta su último tercio) que sobre los siglos XVI a XVIII, cuando los documentos estaban reunidos y nombraban específicamente a los gitanos o castellanos nuevos . Pero ha habido procesos entre 1814 y 1975 que han alterado la vida de la minoría de manera contraria a lo que se piensa, por ejemplo, dificultando su asentamiento en zonas agrarias y estimulando su migración, desarraigo e itinerancia. Por ejemplo, las desamortizaciones del siglo XIX y, en lo que concierne a los nombres y apellidos, la instauración del Registro Civil y sus exigencia.....
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